dentro del margen de
Consumo mis litros de mote con huesillo, mis trescientos "gracias", mis 300 "por favor".
Aplaudo el amanecer mientras cruzo los dedos en mi espalda, esperando poder callar un día más las verdades de mi opinión sonrosada.
Amanece, atardece, anochece...
bailo desnudo frente al espejo para reconocer mi existencia y le rezo a los dioses para desaparecer un poco, dono los 2 pesos al hogar de cristo y bebo mi leche... pero no es suficiente.
Creo que Maquiavelo era un tipo triste tratando de llegar a la meta, buen vendedor de seguro...
No quiero ser vendedor, lucho con ese vendedor gigante que me sale por los parpados y me pone las manos pegajosas, el que abrasa el frió galbano del "trabajador del mes".
Demasiado de lo otro en lo mío, demasiados ritos que aprendo y pocos que enseñar.
Intento mantenerme a flote.
Me disfrazo de mapache y trato de recordar el cierre del traje...
Me como la mandarina, la pera... acusándome cada docena de genocidio.
Trato de jugar... todos los días trato de jugar...
pero nunca es suficiente.
La madrugada desde el PC, mientras termino el margen rojo del día siguiente, la misma pregunta se invita a mi inquietud.
¿Y si las Paulas tuviesen razón?... consecuencias eternas... eso seria.
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