Hay un poder enorme en el derramamiento de la sangre humana. Hay magia en el sacrificio humano, pero el hombre moderno se ha vuelto demasiado debil, demasiado medroso para entregar verdaderas ofrendas, demasiado enclenque para entregar la vida que exige la transformacion espiritual. Sin embargo, los textos antiguos son inequivocos:
solo ofreciendo lo sagrado se puede acceder a lo sagrado.
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